Teponaztli
Filmado con cámaras Bolex de 16mm, nuestro Teponaztli implica una anarquía en movimiento, anarquía coronada del color, la luz, las formas, los ritmos, las cadencias, los encadenamientos, las superposiciones: siluetas, contornos, texturas, intermitencias, destellos, ráfagas, opacidades, oscuridades, danzas, volúmenes, entrañas, pulpas, fluidos, superficies, facetas y síncopas, todo ello a velocidades vertiginosas. Aquí conviven y coexisten múltiples entidades, objetos, pulsos, formas, colores, figuras, todo ello cohabitando según un orden y ritmo completamente alterado, todo ello según el ritmo percusivo del teponaztli audiovisual y cinético. Nuestro Teponaztli implica una modificación perceptiva singularizada. Cuerpos danzantes en deriva corporal agitada: meta-stasis y preludio al trance, consagración de las intermitencias. Aquí nuestro punto de vista destella bajo el embrujo y trance de las cosas reunidas, caídas, cedentes, pluviales, lluvia mesoamericana, maderas llovidas (nos llueve sobre mojado), lluvia lumínica, lluvia de palos. Maderas percusivas. Aquí el diagrama audiovisual que nos guía, el soplo cinético que nos inspira, el venablo serpenteante que nos arrebata, el perro agitado que nos aúlla es el Teponaztli, instrumento percusivo mesoamericano: palos, troncos, ramas y maderas serpenteantes, danzantes, rebotantes. Serialismo cinético y audiovisual desde las brasas de la Tierra.
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