House of Love
Un día, no sé ya por qué razón, volví a pensar en Bertrand, estudiante de cine. Había filmado largos planos fijos en la casa donde dormimos juntos. Treinta y cinco años más tarde vuelvo a poner en el tocadiscos de mi amigo Jean Lambert (el único objeto que me queda de él) “Variation pour une porte et un soupir”, que Bertrand había asociado a esos planos. Entonces, de la casa en Vattetot-sur-mer, me apareció House of Love (el título se impuso como el nombre de una playlist): lenta visión circular inscrita en el centro de tres lugares, reunidos en una geometría amorosa en el tiempo y el espacio. Linterna mágica embriagadora como un enigma, con vistas y objetos que regresan; que aguardamos y que sin embargo cambian sin cesar bajo la luz, según los ruidos (el viento), la vida furtiva de los animales. Allí, aquellos que están ausentes se reencuentran.
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