Richard Peña: El espectador privado, presentado por Paula Astorga.

Por Fernanda Santiago Díaz

Richard Peña, el prestigioso programador de cine y uno de los máximos difusores de la cultura cinematográfica en Estados Unidos, ofreció una clase magistral como parte del Seminario El Público del futuro FICUNAM, moderada por Paula Astorga, directora ejecutiva del mismo.

En esta ocasión, Peña aborda lo que llamaríamos el espectador privado, aquel que desde su intimidad e individualidad es espectador [crítico] de productos audiovisuales, ya sea películas, series, videoclips musicales e incluso videojuegos. 

A esto, nuestro invitado prefiere llamarle espectador solitario, pensando en que no existe un tipo de espectador único y rechazando la idea de narrativas “maestras” para sustituirlas por narrativas correspondientes a comunidades. “La cuestión del espectador ha estado en el trasfondo de muchos escritos y pensamientos sobre el cine. Durante muchos años simplemente se asumió que el espectador era algo uniforme, algo universal”, menciona.

Para comenzar con la ponencia, Peña nos llevó por un recorrido histórico de inventos como la cámara oscura y quinetoscopio, ambos fundamentales en la historia del cine y sus comienzos. “Podría decirse que la base teórica del cine comienza con el descubrimiento del cine fue la cámara oscura”, rescata el programador. Asimismo, comenta que “los modelos de la cámara oscura, cada vez más pequeña, reforzaron la idea del espectador solitario”.

Desde la creación del kinetoscopio de Thomas A. Edison hasta los cascos de realidad virtual que hoy en día nos pueden parecer tan comunes, la experiencia como espectadores privados/solitarios se ha modificado en algunos aspectos tal vez técnicos y tecnológicos, sin embargo, la esencia y la experiencia inmersiva sigue presente. 

“Cuando se usa un visor de realidad virtual, el usuario se traslada a un mundo diferente. El punto de vista en que se instala el usuario es inmersivo y excluye todo lo exterior. […] Existen paralelismos entre el quinetoscopio y los cascos de realidad virtual actuales. Esto se traduce en una dialéctica constante con los medios anteriores”, comenta Richard Peña.

Cuando, como espectadores, nos encontramos con la posibilidad de situarnos en un entorno de 360°, nos involucramos de una manera más profunda. En el caso de la realidad virtual, se nos ofrece un punto de vista subjetivo y solitario que contribuye a la sensación de privacidad, algo que enfatizó el programador estadounidense: “En los medios más nuevos, el espectador no sólo está atrapado sino que está totalmente inmerso”.

En el caso del cine, la manera en la que lo visualizamos y lo hacemos hoy en día, sobretodo a partir de la pandemia de COVID-19, se ha modificado ―tal vez para siempre―, y se ha intensificado la experiencia privada, solitaria e inmersiva. “Antes el artista pensaba en hacer una creación para el mundo y la sociedad, pero, si la manera de disfrutar del cine es cada vez más individual, ¿cómo eso va a afectar a los artistas y los efectos que estos pueden tener?”, reflexiona Peña.

Conforme se conciben nuevos medios, las experiencias como espectadores se van modificando, “tal vez la diferencia es que estamos pasando de espectador a usuario. Hablábamos de espectadores de media y ahora hablamos del usuario de media”, nos deja Richard Peña como último planteamiento para concluir con una charla que nos permite entender un poco más el porvenir de la industria audiovisual tanto como creadores, como usuarios y como espectadores solitarios[as].