Mesa de reflexión: Cine mexicano contemporáneo

Por Mauricio Rosas Hernández

Despedimos el último día de actividades de la décima primera edición del Festival Internacional de Cine UNAM, FICUNAM, con una mesa de reflexión en torno al cine mexicano contemporáneo. En colaboración con TVUNAM, la directora del IMCINE María Novaro habla con las y los realizadores de las películas presentadas en la competencia mexicana Ahora México.

La sesión comenzó con una serie de preguntas en referencia al quehacer cinematográfico de las películas de este año, en específico sobre la manera de articular la ficción y las realidades en el mismo discurso narrativo, la manera en que se han financiado estas producciones mexicanas y finalmente las nuevas perspectivas sobre metodologías creativas. Participaron en esta mesa las siguientes personas:

Rodrigo Reyes, director de 499
Eloísa Diez, sonidista de La mami
Bruno Santamaría, director de Cosas que no hacemos
Diego Hernández, director de Los fundadores
Alejandro Guzmán, director de Estanislao
Sandra Luz López Barroso, El compromiso de las sombras
Rodrigo Ruiz Patterson, director de Blanco de verano
Rodrigo Fiallega, director de Ricochet
Hugo Villaseñor, director de ¿Qué harás cuando Dios muera?
Carlos F. Rossini, director de Ciudad
Emmanuel Massú y Eduardo Giralt Brun, directores de Los plebes

Enseguida les compartimos las claves de la sesión:

La cinta de Rodrigo Reyes, 499, posiblemente es el ejemplo más emblemático del entrecruzamiento del documental más tradicional y la ficción, al respecto el cineasta mexicano comentó: “De alguna manera la realidad es la que nos llama a retratar ciertas situaciones. El arquetipo del conquistador es algo muy presente en América Latina y en especial en la historia de México, en ese sentido se vale ficcionalizar sobre algo que ya existía previamente. Creo que este es un camino muy interesante y muy profundo por el que podemos seguir excavando”. 

Desde una perspectiva parecida, la sonidista de La Mami, Eloísa Diez compartió lo siguiente: “Aunque filmamos La Mami con un acercamiento parecido al del cine directo, en realidad la construcción de la película y su desarrollo narrativo tiene mucho que ver con la ficción y esto está íntegramente relacionado con la manera en que fue grabada, pues pasamos horas y horas dentro de ese baño”. En el mismo sentido Diego Hernández apuntó que el elemento personal dentro del cine es muy importante, sobre su proceso creativo aseguró: “la mayoría del cine que me es más cercano trata de borrar las fronteras entre lo documental y la ficción. Creo que Los fundadores funciona como un retrato de autoficción y al mismo tiempo de exploración, donde utilizo elementos de mi propia vida”. 

En ejemplos contrastantes, María Novaro hizo alusión al largometraje Estanislao, del director mexicano Alejandro Guzmán y éste señaló el trabajo que hicieron en el guion: “En el caso de Estanislao sí teníamos un guion, únicamente adecuamos las escenas o las locaciones a lo que teníamos disponible en la realidad, lo que llevó la película a otros lados.” Por otro lado, en la película dirigida por la dupla Massú-Giralt Brun sucedió una integración total con el lugar de filmación, como pudo compartir Eduardo Giralt: “Lo que hicimos en Los Plebes era que especulábamos sobre las escenas que eran factibles dentro de esa realidad. Nos mudamos cerca del lugar y estábamos listos en cualquier momento para grabar, como una ambulancia”. Por su parte Emmanuel Massú agregó: “Yo no estudié cine y es la primera vez que me acerco a este arte, pero puedo decir que el crear una idea y partir de su objetividad puede ser suficiente para finalizar los proyectos, creo que la distinción entre una película y un documental no importa si enfrentas directamente el problema de la idea como lugar de la creatividad”. 

La directora de El compromiso de las sombras, Sandra Luz López Barroso compartió algunas ideas sobre su proceso creativo: “El ritual fue el esqueleto narrativo de la película. Hubo una gran resignificación de las imágenes en el momento de la edición. Desde esa visualización fuimos construyendo atmósferas que partían de lo sensorial. Este camino fue muy bello, íbamos descubriendo qué es lo que se escondía detrás de cada canto”. 

En cuanto a la manera de financiar los proyectos las y los cineastas compartieron con la mesa distintas maneras en que consiguieron los apoyos, desde autofinanciamientos, apoyos gubernamentales y fondos privados: “En el caso de 499 tuvimos que hacer un primer corte para buscar apoyos, surgió del autofinanciamiento y de aportaciones de privados. A partir de esto me parece muy importante generar más herramientas para impulsar proyectos arriesgados”. Se señaló la importancia que tienen los comités evaluadores en estos procesos pues en ocasiones, los requerimientos tradicionales como lo son los guiones, no pueden dar cuenta de la complejidad y la importancia de llevar a cabo ciertos proyectos. Otro ejemplo de la financiación de cine independiente fue Los fundadores, Diego Hernández nos compartió: “La producción de la película tuvo mucho que ver con nuestras realidades materiales. Al principio comenzamos con aportaciones personales y luego pedimos un préstamo, finalmente llevamos a cabo una campaña en Kickstarter para pagar ese préstamo”. 

Un elemento que estuvo presente en varias de estas producciones fue la colaboración entre amigos y amigas, entre personas de la misma generación y la concepción de un cine colaborativo; entre estas cintas se encuentra Cosas que no hacemos y que, como apunta Bruno Santamaría, “solo fue posible porque la hicimos entre amigas y amigos, comenzamos con un presupuesto personal para los viáticos, y poco a poco recibimos más apoyos como la beca de Jóvenes Creadores y posteriormente del IMCINE”. 

La directora del IMCINE agradeció a todas y todos los realizadores presentes en la mesa y agradeció la existencia de sus películas.