MANO DE OBRA; la rabia como bandera
Por Luis Rivera
La muerte de un albañil de manera repentina es el punto de partida de una película que bordea con sutileza las implicaciones de las diferencias de clase desde el matiz más sencillo, que suele pasar desapercibido, hasta acciones determinantes que hacen a la gente decantarse por cierto rumbo en su vida.
Aquella posición que ocupa cada persona en la sociedad y que repercute necesariamente en los privilegios o en la manera que se le ignora, es el elemento de David Zonana para dotar a sus personajes de cierta inocencia y perversidad al mismo tiempo. La manera de utilizarlas dependerá de la persona que se les ponga enfrente.
Un thriller contenido que habla de cómo el contexto socioeconómico con el que la gente nace y crece, transforma y repercute en sus vidas a veces de manera radical. Las cosas a las que se oponía y se rechazaban como síntoma desleal, se toman desde la rabia como bandera y se vuelven salida para distinguirse de entre los demás.
Luis Alberti es el protagonista y faro actoral de una cinta que en su tono grisáceo y realista, deja ver cómo la clase trabajadora en México va improvisando su vida porque es la única manera que tiene que vivirla, y que ello siempre va determinado por las carencias económicas e intelectuales de las que son víctimas.
Una casa de lujo, un hermano muerto y la necesidad por obtener la justicia, son los pilares de un drama social, una película de clases y de un retrato de cómo la desigualdad no es otra cosa que un esquema en el que no todo es lo que aparenta ser.