
Los cuatro universos detrás de la imagen del FICUNAM 12; entrevista con Daniel Castrejón
Para la imagen de la décima segunda edición del FICUNAM, Castrejón y Rocha tomaron como punto de partida uno de los enfoques protagónicos de la edición: las texturas, atmósferas, dimensiones y vanguardias que rodean al cine experimental, los umbrales, el punto de acceso a sus experiencias estéticas. Se identifican cuatro universos, cada uno con su gravedad, sus dimensiones, sus habitantes (algunos de ellos naturalmente reconocibles y otros en abstracción total), todos ellos unidos por el material fílmico y su encantadora textura y grano analógico.
El Festival Internacional de Cine UNAM tuvo la oportunidad de conversar con Daniel Castrejón, integrante del estudio de arte y diseño, acerca del desarrollo de la imagen y las distintas fuentes cinematográficas y visuales que le sirvieron de inspiración.
Pablo Rendón: Cuéntanos la historia detrás de esta imagen, ¿cómo te preparaste para realizarla?
Daniel Castrejón: Bueno, desde hace tiempo también me gusta el cine, disfruto mucho del cine en general. He tenido un acercamiento al cine experimental bastante agradable; he hecho libros sobre cine experimental como el de Peter Tscherkassky que se presentó en FICUNAM hace casi 10 años. Luego de hacer ese libro, entablé muy buena relación con Peter. Yo tengo una disquera, Umor Rex, que edita música experimental y se me ocurrió invitar a Peter a colaborar conmigo en unos proyectos, entonces ahí me metí muchísimo más en todos estos universos del cine experimental, a entenderlos un poco más; quizás no se trata de entenderlos, sino de sentirlos, pero de comprender un poco más estos procesos análogos. Empecé por Tscherkassky, pero luego investigué a estos otros creadores rusos y austriacos. Entonces, cuando llega la invitación por parte de Maximiliano Cruz para hacer la imagen del FICUNAM, él me hace hincapié en que hay una sección nueva, “Umbrales”. Si bien el cine experimental siempre ha sido parte importante del FICUNAM, este año hay un acercamiento más grande y que le otorga un protagonismo mucho mayor. Dentro de todo el material que estuvimos viendo, me enseñó la obra de Los ingrávidos, que me pareció espectacular, que reúne una finalidad estética, pero mediante un proceso lleno de azares y de sentido del humor, de bromas, del sentido y del error. A final de cuentas la imagen es un poco abstracta, yo creía que era muy difícil dejarlo en una sola cosa, entonces se me ocurrió la idea de hacer los universos; están los universos de las texturas, de las dos dimensiones del cine dejando atrás el discurso de las tres dimensiones tan modernas. Entonces, es por eso que creé cuatro universos en los que trato de poner justo eso: las texturas, la ingravidad de las cosas, los umbrales como puerta de acceso a ciertas cosas y la más evidente que es donde vemos un nopal, que es parte de una conexión con México que gente como Los ingrávidos y otros experimentalistas del cine en México trabajaban también en relación a los distintos paisajes de nuestro país, a recuperar una cultura visual que es ya parte de nuestra historia y ponerla en un escenario más avant-garde.
PR: Hablas de Los ingrávidos y de Peter Tscherkassky como los referentes más evidentes en la obra, ¿pero cuáles son esos otros referentes vinculados al cine que quizás no percibimos en una primera mirada?
DC: Cinematográficamente, por ejemplo, los colores de la imagen vienen de una paleta del cine de la Nueva ola francesa y es también un mix con la obra gráfica que usaban para promover las películas de Elem Klímov. Pensaba también en Jean-Luc Godard, sobre todo en sus obras más experimentales, y en los afiches originales de esa época con azules, rojos y verdes muy intensos, no una paleta tan dosificada como las actuales o que pretenden ser muy modernas. Modernas en un sentido coloquial, porque lo que en realidad trata de ser la imagen es acercarse a un sentido de modernidad, pero la modernidad vinculada a todos estos personajes del siglo XX. Eso me viene mucho a la cabeza; los afiches de la Nueva ola francesa, los afiches también del cine de los setenta en Rusia y los documentales de deportes y de ciencia que hacían, cosa que también la BBC hacía, pero los rusos son mucho más sólidos. En realidad, la influencia de los colores va por ahí y la textura que trato de utilizar, esa sí viene de un cine mucho más análogo, como es el caso de Tscherkassky: entre más análogo se note, mejor, que es un poco su ideología. La parte de los universos no viene precisamente de la territorialidad del cine sino de la unión con México y con los umbrales.
PR: Hay un acercamiento minimalista, ¿no es cierto? Ahora que mencionas la parte de los documentales de ciencia y deporte pienso mucho en las portadas de los discos de la llamada “música de librería”.
DC: ¡Sí, totalmente! De hecho tuve la oportunidad de hacer dos carteles para la BBC sobre física y filosofía, digamos que dentro de la rama educativa. Sí, tiene mucho de eso, de este minimalismo que es pedagógico y elegante; no hablar de más, no decir de más y ser hasta cierto punto modestos en la imagen. A mí me gusta mucho ese concepto de modernidad como se pensaba antes, que no es necesariamente lo contemporáneo.
PR: Creo que es algo que se percibe también en tu relación con la sonoridad. Quisiera que ahondáramos en eso, en tu cercanía con la música; hablemos de tu papel como director artístico de Umor Rex.
DC: Tengo, digamos, dos perfiles; principalmente es el arte y el diseño, pero desde hace 15 años fundé Umor Rex, que es un sello discográfico de música experimental, a veces catalogado dentro de la electrónica pero en realidad hay de todo: electroacústica, acústica, distintos formatos, pero si existe algo que lo engloba es la experimentación dentro de la música. Hace 17 años yo tenía una revista muy pequeña, muy independiente, en la que junto a unos amigos comentábamos arte, música, cine y diseño. Eran las épocas de MySpace, entonces teníamos una red de colaboradores y nuestra intención, como era un esfuerzo bastante independiente, nunca considerábamos grandes publicaciones, grandes exposiciones ni cine de gran presupuesto, sino a lo poquito que nos llegaba, sin importar si era viejo o nuevo, nuestra intención era generar un diálogo. Lo imprimíamos, cosas muy pequeñas, más como fanzines en realidad, y con el paso del tiempo se volvió algo casi completamente musical, nos fuimos dando cuenta que de lo que más nos gustaba hablar era de música. Entonces, yo quise hacer un recopilatorio de cosas que nos habían gustado y me di cuenta de que era muy complicado por cuestiones de derechos y me dio mucha flojera… ¡y de ahí surgió la idea de hacer un sello! El primer lanzamiento de Umor Rex fue en 2006, estamos celebrando 15 años de publicar vinilos y cassettes. Por mi parte, como diseñador, también trabajo con muchas disqueras en Europa, pero digamos que la base del diseño de Umor Rex soy yo en la Ciudad de México, pero la maquila y la distribución se hace desde Berlín; yo selecciono la música, yo diseño y con la empresa de Berlín hacemos la parte logística y de distribución. Ha sido un acercamiento muy grande, porque lo que empezó como una curiosidad se convirtió en mi trabajo; ahí me he acercado a muchos artistas, músicos, eventos y conciertos. Justo Driftmachine, una banda de Berlín, es con la que he logrado empatar el trabajar con Peter Tscherkassky, porque ellos son contemporáneos, entonces vivieron una época con Alemania dividida, desde la clase obrera, pero al mismo tiempo relacionados con la tecnología y la experimentación del avant-garde, entonces hemos logrado combinar visuales.
PR: Es curiosa esta convergencia entre distintas disciplinas del arte como lo son la música, el cine y el diseño, ¿por qué crees que se produce?
DC: No sé, creo que existe un interés común, pienso en estos memes en los que tres círculos convergen en un solo punto. Yo creo que ese punto en común es el arte en general. Evidentemente a todos nos gustan cosas diferentes, en mi caso empezó por la parte gráfica. Siempre me gustó la música; tocaba, tuve bandas… Todavía toco a veces, pero no lo considero un camino para mi vida profesional, como sí lo hago con la parte del arte y del diseño. Luego la parte de la música se empezó a involucrar con el arte y el diseño muy fuerte, así que empecé haciendo trabajos para disqueras como 4AD o festivales como MUTEK. Después apareció el cine, que a mí el cine es algo que siempre me ha gustado, incluso tomé varios cursos de joven; siempre me gustó la parte de la estética, nunca me vi como una parte activa en el cine, pero disfrutaba mucho también la literatura sobre el cine. A veces disfrutaba más leer a Tarkovski que verlo, me gusta mucho leer a distintos cineastas además de verlos. Siento que es una convergencia totalmente natural. Hablando concretamente de la parte experimental, pues he trabajado con distintos artistas sobre el tema, creo que hay gente a la que a veces le da miedo esa palabra, experimental, porque es una cosa enorme, pero cada quien lo trabaja desde su nicho y una vez que estás ahí empiezas a conectar con todo el mundo; no es un universo tan grande, empieza a haber salidas naturales y colaboras con un artista sonoro que trabaja con un arquitecto que resulta que está haciendo exposiciones experimentales. Creo que todo se conecta, incluso más que en sectores más comerciales, porque aquí empezamos a compartir nodos de información.
PR: Hablando de convergencias, ¿cómo surge la idea de desarrollar junto a Rigoberto de la Rocha el estudio de arte y diseño Castrejón-Rocha?
DC: Bueno, por muchos años mi socio Rigoberto de la Rocha y yo hemos tenido una carrera individual y conectada; yo por un lado he trabajado con museos, disqueras y Umor Rex, mientras que Rigo también ha trabajado muchas cosas por su cuenta. Luego, aunque siempre nos hemos considerado independientes, trabajamos juntos 13 años en una editorial. Por un lado somos muy amigos, y por otro nos hicimos bastante afines en la forma de trabajar, luego de 13 años haciendo libros juntos tuvimos mucha comunicación. A esta altura de mi vida, que tengo 42 años, he trabajado con tanta gente en el diseño y en el arte, puedo decirte que confío en pocas personas como Rigoberto. Después dejé la editorial y decidimos asociarnos; a la parte de Castrejón-Rocha le queremos dar una salida importante en la parte artística pero que conecte también con la parte de branding, proyectos que nos lleven a unas ligas más comerciales pero sin desvincularse de la parte artística.

Daniel Castrejón y Rigoberto de la Rocha, juntos y por separado, han participado por casi dos décadas en proyectos editoriales de revistas y libros, así como en colaboraciones con museos, artistas y festivales. A inicios del 2021 se asociaron para formar su propio estudio de arte y diseño homónimo Castrejón—Rocha, en el que el enfoque principal es la construcción de imagen para iniciativas artísticas. Entre sus colaboraciones se encuentran el MUAC, Gatopardo, Museo Carrillo Gil, Travesías, Muca Roma, Ghostly International, 4AD, Interior XIII, Thrill Jockey, Walker Art Center y la red internacional MUTEK.
