LES INFANTS D’ISADORA; bailar la memoria
Por Jacqueline Ávila

“Mi baile había estado dormido durante siglos y mi dolor lo despertó.”
Isadora Duncan

A partir de ‘La Mère’, pieza coreográfica creada en 1921 por la bailarina estadounidense Isadora Duncan tras la trágica muerte de sus hijos Patrick y Deidre, Manivel (re)configura el duelo materno a través de cuatro mujeres y sus aparentemente disímiles proyecciones artísticas. Una joven bailarina que indaga meticulosamente en las memorias de Isadora mientras prepara su performance; una adolescente y su instructora privada de danza, quienes practican para un recital en cuyo público se hallará la protagonista final del tríptico: una anciana a la que seguiremos en su camino a casa, en su solitaria vida.

La formación como bailarín de Manivel —que influye en la organicidad con la que filma— se une a su ritmo parsimonioso y estilo fílmico riguroso, casi estoico, para hacer de cada fotograma un boceto corpóreo de la pieza final a la que asistiremos. Primero, en la tecnicidad de la joven bailarina, cuyos movimientos parecen distanciar su rostro de la cámara; después en las extremidades, a través de las manos de la joven que es guiada por su ferviente maestra; para culminar en la madurez estética de un rostro en primer plano, de una silueta en catarsis. El dolor, como el arte, nos pertenece, los hijos de Isadora son ya nuestros.