A través de un riguroso estudio observacional sobre el funcionamiento de la universidad pública argentina, y focalizándose mayoritariamente en los exámenes orales, la encomiable ópera prima de Solaas ofrece un retrato social más allá de lo estrictamente académico. Estudiantes de Derecho, Filosofía, Cine o Medicina preparan sus exámenes finales, comparten espacios, tejen sus vínculos sociales y finalmente se enfrentan al estresante ritual de la exposición oral. Momentos interminables de espera, nervios, fobias, situaciones dramáticas e incluso absurdas, se abordan de un modo sutil e inteligente y propician una profunda reflexión en torno a las formas de enseñanza y a la propia legitimación del conocimiento. Casi todo se evidencia y se enfatiza muy frágilmente, y para ello, resulta indispensable la loable labor con el espacio y la puesta en escena, la elección de sus pensados encuadres y las certeras decisiones en el montaje. Virtuosa heredera del maestro Frederick Wiseman, la directora logra construir de un modo ejemplar una estampa social y arroja también un inmenso halo de esperanza en el ser humano ya que, en el fondo, asistimos a la férrea reivindicación de la utopía democrática que reclama que todo estudiante tiene derecho a un trato igualitario.