Valeria y Lucía tiran tres cartas del tarot buscando conformar un menú de tres platillos con el propósito de descubrir cómo se conectan España y Chile; los cinco sentidos se entretejen para volver a sus orígenes familiares a través de la comida. En el proceso, reconocen latitudes, trazan coordenadas, difuminan las fronteras y crean una cartografía gastronómica.
Al igual que en otros filmes de Valeria Hofman, este documental reflexiona sobre las distintas formas de habitar los territorios: las casas, el cuerpo, la memoria, la virtualidad, la cocina o el cine. Al mismo tiempo, transita los vínculos humanos articulando distintas narrativas visuales y evoca a partir de los claroscuros, a la pintora neerlandesa Maria van Oosterwyck. El montaje y el aspecto sonoro sugieren una atmósfera mística en la que no existen certezas, tan solo una invitación para llegar al conocimiento milenario de sus antepasados: filmar es un acto para resistir el olvido y no perecer ante la fugacidad de la vida.