Hablar con la ausencia; Volver, de Juan Romo

Por Carlos Rgó

Cuando una persona desaparece de nuestra vida, la memoria se agudiza. Los recuerdos impregnan el aire que se respira, las hojas secas que pisan nuestros pies se convierten en un terreno mudo y la intensidad de las luces de la ciudad parece enfatizar que existe la posibilidad de hablar con un ser ausente: hablarle como si fuera el paisaje. Las palabras atraviesan geografías imaginarias y se detienen sin aviso en cualquier rincón.

Los muertos hablan con nuestra voz a través de los libros que leemos o entre los pasajeros desconocidos del avión que nos lleva a ninguna parte. Habitamos una película que recorre en cada plano la posibilidad de volver al punto de partida: la incertidumbre y los motivos de la huida. ¿Un recuerdo es algo que tenemos o que hemos perdido? El cortometraje invita a seguir el rastro de un recuerdo que se desvanece entre el bullicio de las ciudades y el testimonio de una voz que nos cuenta un secreto del olvido.