Encuentros en vivo: Ricochet + Blanco de verano

Por Elvis Rodríguez

En su séptimo día de celebración, FICUNAM convocó a los directores Rodrigo Ruiz Patterson, Blanco de verano, y Rodrigo Fiallega, Ricochet, para conversar sobre sus películas en los últimos Encuentros en vivo de la presente edición.

La directora de fotografía María Sarasvati Herrera y el actor Martijn Kuiper, acompañaron a los directores para enriquecer el encuentro.

Ambos proyectos son óperas primas y formaron parte de la sección Ahora México. 

Las charlas fueron moderadas por Sébastien Blayac, presentadas por Chilango y transmitidas a través de Facebook Live.

Ricochet

Ricochet se centra en Martijn, un extranjero que ha vivido en México durante 20 años, y cuya vida se llenó de soledad y dolor después de la muerte de su hijo. Un día se entera que el responsable de su pena está libre obligándolo a cuestionar su moral y externar sus impulsos más primitivos.

Al iniciar la charla, Rodrigo Fiallega comentó que se inspiró en una noticia argentina que al adaptarla al contexto mexicano cuestionaba la parte humana que toma decisiones imprevisibles que escapan de los límites normales y racionales.

El realizador explicó que la cámara tenía que estar lejos para no forzar emociones o pensamientos, ayudando al espectador a tener sus propias interpretaciones. Uno de sus objetivos era retratar la naturaleza, y aseguró que los espacios que vemos en pantalla no fueron manipulados y que los personajes fueron interpretados por no actores, personas comunes que radican en la localidad.

Martijn Kuiper mencionó que su proceso actoral se basó en una exploración cultural que cuestionaba el dolor, la muerte y el duelo familiar hacia un hecho violento y trágico, ya que la cultura mexicana se ha visto orillada a convivir con estos temas y mostrar mayor fuerza al superarlos. Añadió que una de las mejores experiencias que vivió dentro del filme, fue la decisión del director por filmarlo llorando sin mostrar su rostro, ya que de esa forma el ambiente pesado y rústico se mantenía, creando tensión y empatía.

El cineasta finalizó la charla explicando que el nombre de la obra hace un juego entre su significado en inglés, que es cuando una bala choca y rebota, y su equivalente en francés, que es lanzar una roca y hacer patitos en el agua, un balance entre lo rudo y lo inocente. 

Blanco de verano

Blanco de verano nos presenta a Rodrigo, un adolescente solitario y el centro de atención de su madre. Todo cambia cuando ella formaliza la relación con su novio y lo lleva a vivir a su casa. Este hecho crea en Rodrigo un debate sobre aceptar a la nueva familia o recuperar el control y atención que tanto gozaba, una lucha que amenaza la felicidad de quien más quiere.

Rodrigo Ruiz Patterson comenzó la discusión comentando que el origen de la cinta nació por la necesidad de crear una historia personal que pudiera entender completamente. Su interés se centró en la adolescencia y las emociones que se experimentan por primera vez en esa etapa. Su proceso abarcó entrevistas a familiares, amigos y maestros que convivieron con él durante su infancia y adolescencia para escribir una biografía que más tarde daría vida al protagonista.

El director confesó que su primer tratamiento de guion era muy extenso y que abarcaba muchísimos temas, por lo cual recurrió a su amigo Raúl Sebastián Quintanilla, quien le ayudó a estructurar la historia de forma definida y congruente, quitando varios aspectos personales y añadiendo hechos ficticios.

María Sarasvati declaró que el casting reunió a más de 350 niños, y que al ver por primera vez a Adrián Rossi, deseó que él fuera elegido al mostrar mucha sensibilidad e inteligencia en talleres y ejercicios actorales. Rodrigo Ruiz Patterson apoyó el comentario de su colaboradora y añadió que su visión buscaba a un actor sin experiencia que le permitiera desarrollar un ambiente cómodo y realista. 

El cineasta explicó que su proceso de dirección con Adrián Rossi se basó en elaborar un lenguaje en el que ambos se sintieran en confianza. Una relación que brindó la oportunidad de hablar sobre secretos, recuerdos, sueños, miedos, historias familiares, y la importancia de contar la historia.

Posteriormente, el director reconoció el gran trabajo del editor Ernesto Martínez Bucio, quien logró armar un montaje que posibilitó a los personajes presentar su punto de vista ante las situaciones dramáticas, y por lo tanto, que el espectador pudiera entender sus motivaciones. 

Antes de terminar el encuentro, el realizador mencionó que el título del filme hace referencia a un diálogo que ocurre en el primer momento de intrusión que cambia la relación del protagonista con su madre.

Los cineastas invitados se despidieron agradeciendo a FICUNAM por su arduo trabajo por llevar lo mejor del cine de autor nacional e internacional a los hogares de las familias mexicanas, haciendo hincapié en las condiciones sanitarias mundiales.