
Encuentros en vivo: Fragmentos
Por García Jiménez Javier
Durante el último fin de semana del Festival Internacional de Cine UNAM en su decimoprimera edición, tuvo lugar como parte de sus actividades el Encuentro en vivo entre Michelle Plascencia, programadora de FICUNAM, y las directoras Daniela Alatorre y Alexandra Délano, acerca de su cortometraje Fragmentos, que forma parte de la sección Atlas. Una obra donde se exploran las contrariedades de la existencia humana en el contexto de la pandemia por COVID-19.
La primera apreciación hecha por Michelle fue en torno al trabajo íntimo y poético que rezuma en sus originales veinticuatro cuadros por segundo, en esa mezcla de documental, con la pregunta de ¿cuándo decidieron filmar lo que estaban viviendo?
Todo empezó a partir de un texto escrito por Alexandra Délano el 10 de marzo del año pasado, que fue el primer día de permanecer en casa para después declararse el confinamiento en Nueva York, lugar donde ha residido últimamente. Para ella había una gran sensación de incertidumbre. Ese día tomó una fotografía a los árboles de su jardín, simplemente marcando la fecha en un cuaderno, por un lado sin un propósito fijo, y por el otro con una necesidad de nombrarlo. ‘‘Con el tiempo esa fecha se fue convirtiendo en algo mucho más significativo, pero en ese momento no sabía lo que era. Le fui agregando palabras. Fragmentos de palabras, cifras, voces, sin pensar que se convertiría en algo más, junto con las fotos que seguía tomando de los árboles’’. Luego se lo mandó a Daniela.
De ahí surgió la necesidad de conectarse, donde la virtualidad impone sus matices, y sin embargo, a través de otros mecanismos sí es posible comunicarse, como el texto, donde profundizaron sus experiencias. Daniela sugirió tratar el interior y el exterior, la casa, lo íntimo y lo colectivo. Aunque habían colaborado en otros proyectos no habían hecho uno de tipo fílmico, así que cuando se preguntaron cómo hacer el corto no estaba realmente muy claro todo. Pasa que también se volvió un modo de acompañarse, así como una obra de arte, pues tomaron en buena medida la decisión de grabar a partir de la amistad, de unas ganas de profundizar en una conversación, de tratar de expresar de manera más creativa y más personal lo que estaba viviendo, con una aproximación sin duda emocional, afectiva.
Sin adelantarle nada al espectador, lo que veremos en Fragmentos es una combinación de preocupaciones personales y grupales a partir de la pandemia actual, atravesada de extremos, propios y más allá de la vida o la muerte por ejemplo. La distancia, junto con sus vacíos generados invariablemente tarde que temprano, es llenada aquí por sentimientos varios y la conexión, a pesar de una estar en México y la otra en Estados Unidos. En medio las voces de los niños o las huellas de sus manos, pasando por fotos impregnadas de esperanza del afuera, hasta llegar a iniciales que aparentemente no dicen nada o los noticieros con sus cifras maquilladas, hace que tengamos en definitiva una apuesta por la memoria, elaborada por dos mujeres inclinadas a la reflexión de sí mismas y de su entorno.
Distintas serán las sensaciones que despertará en el espectador la colaboración de ambas, y si bien no hay un sólo sentido de interpretación de la misma, vale la pena recordar uno de los mensajes de Daniela respecto al propósito del cortometraje que era ‘‘hacer una reflexión en torno al encierro e incertidumbre’’. Se nos invita a preguntar por nuestra perpetua cuarentena, por lo que hemos hecho y lo que no, por nuestro duelo, por la identidad de cada una y cada uno de nosotros.