El derecho de nombrar; Ob Scena, de Paloma Orlandini Castro

Por Renata Iberia

“¿Cómo abandono el afán de nomenclatura sin perder el derecho a nombrar?”. Esta es la pregunta que hace la voz en off de Ob Scena mientras reflexiona sobre su sexualidad. Equipada con guantes quirúrgicos y lupas, la mujer (que no revela su identidad ni su rostro completo) une los hilos narrativos de su infancia con los de su adultez y se detiene en momentos decisivos, como cuando le extrajeron un ovario, cuando escuchó por primera vez la palabra orgasmo o cuando tuvo su primer acercamiento a la pornografía. La herramienta principal de la directora es el montaje: ilustraciones, textos, archivos familiares e imágenes anatómicas desfilan por el lente y construyen una cartografía íntima del sexo, del cuerpo, del erotismo y de lo prohibido. A lo largo de Ob Scena, Orlandini reclama su derecho de nombrar, desde la libertad enunciativa en primera persona sin trazos de culpa o vergüenza, la fascinación y la extrañeza del cuerpo.