Un grupo de hombres canta viejas canciones que narran fragmentos de la vida de Luciano, un aristócrata bebedor y rebelde exiliado a Tierra de Fuego tras una venganza fallida. La música construye el relato, pues en un momento vemos al propio Luciano caminar al lado de Ema, de quien está enamorado. Ella sueña con el cabrilleo del sol sobre las aguas de una laguna que no conoce. Esta es tal vez la fatal predicción de lo que le espera a Luciano al otro lado del mundo, donde una leyenda cuenta que allí hay un tesoro oculto en una laguna y que, para encontrarlo, hay que seguir el camino que traza un cangrejo.
Las canciones populares y los relatos orales son la materia prima de The Tale of King Crab, primera obra de ficción de los documentalistas Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis. Según la película, la leyenda de Luciano se remonta a finales del siglo XIX o a inicios del XX. Con el paso del tiempo, los hechos se confunden y es difícil distinguir la verdad de la mentira, y es precisamente esto lo que permite la irrupción de lo fantástico: una trágica historia de amor es tan verosímil como la existencia de un cangrejo con poderes mágicos y de un tesoro escondido en el fin del mundo. The Tale of King Crab pone especial atención en elementos de la tradición italiana como la música popular, para actualizarlos en el presente. En su aspecto visual hace lo mismo con un género cinematográfico, el western. Este reconocimiento afectuoso del pasado es una manera de hacer perdurar las leyendas y las historias de un territorio.