De Bielorrusia escapa una pareja de amigos en búsqueda de un futuro en Francia, pero solo uno de ellos consigue llegar: Aleksei (Franz Rogowski). Empecinado en olvidar su vida anterior y comenzar una nueva allí, el lacónico protagonista se une a la Legión Extranjera por la promesa de convertirse, terminado su servicio, en ciudadano “francés por la sangre derramada”.
En términos visuales y narrativos, la ópera prima del italiano Giacomo Abbruzzese, formado en Le Fresnoy, exhibe la influencia del quinto largometraje de Claire Denis, Beau travail (Buen trabajo, 1999), pero también se adscribe a un creciente conjunto de obras en el mundo que actualmente cuestionan las enseñanzas de los grupos militares, las ideas de masculinidad que allí se exaltan y la legitimidad de hacer la guerra por una patria propia o ajena.
Una puesta en escena hipnótica, no solo por su singular atención en los cuerpos en entrenamiento sino por un uso expresivo de la música y la sensualidad de su cinematografía —a la cabeza de Hélène Louvart, reconocida por el jurado de la Berlinale—, permite que víctima y victimario se amalgamen espiritualmente para señalar los daños provocados por esta rama del ejército francés y conceder a Aleksei una oportunidad, aun simbólica, para exorcizar la culpa que lo atormenta por participar en un sistema que solo concede ese futuro que anhelaba inicialmente a quienes han sido capaces de imponer a otros la muerte.
Andrés Suárez
Esta película es presentada en colaboración con el Goethe-Institut Mexiko y contará con la presencia del director Giacomo Abbruzzese y la moderación del Q&A por parte de la directora del mismo instituto, Pia Entenmann.
Disco Boy fue galardonada con el Oso de Plata de la Berlinale y también fue nominada a los premios Golden Berlin Bear y GWFF Premio a la mejor ópera prima del mismo Festival Internacional de Cine, Berlinale.