Días de invierno: Una entrevista con Jaiziel Hernández

Por Pablo Rendón (@pagusrendon)

Días de invierno, ópera prima del realizador mexicano Jaiziel Hernández, forma parte de Ahora México, del Festival Internacional de Cine UNAM, sección que se ha convertido en un espacio de estreno del cine independiente mexicano en la Ciudad de México. Tuvimos la oportunidad de hablar con el cineasta de su primer largometraje como director, en el que da el salto de la cinefotografía a la dirección, con una película que aborda ese sentir humano que el hartazgo del tedio frente al deseo de permanecer.

Pablo Rendón: ¿Qué representa para ti el haber sido seleccionado para la décima edición de FICUNAM?

JH: Me da mucho gusto estar en FICUNAM, más ahora que son sus 10 años, porque es un festival que tiene una curaduría que siempre ha sido muy buena. Desde que empezó hasta la fecha, siempre ha tenido una muy buena selección y es un festival con mucho prestigio dentro del cine un poco más de autor, un poco más de cine de arte. Y pues yo creo que FICUNAM cada vez más se está estableciendo como el festival más importante de la Ciudad de México. Es un honor para mí estar en FICUNAM y también el proyecto, porque a lo largo de los años que he asistido al festival, siempre he tenido buenas experiencias. He visto muchas películas, he descubierto a muchos cineastas y he conocido muchas retrospectivas de directores que no conocía tanto y que gracias al festival fui conociendo. Yo creo que es un gran festival para vivir el cine, para experimentar nuevas propuestas cinematográficas, nuevas corrientes de cine y creo que es muy afortunado que nos hayan seleccionado.

PR: Además es un punto de encuentro entre los cineastas de tu generación…

JH: Sí, es verdad. FICUNAM es un festival que también apoya mucho a las nuevas generaciones, y por ejemplo, en esta sección de Ahora México creo que muchos cineastas nos encontramos, y somos los mismos que trabajamos con otros. Varios somos amigos de los que están en la programación. Entonces, creo que también es una programación, al menos en la sección mexicana, de una generación nueva de cine mexicano. 

PR: Hablemos de la película que te trajo hasta acá Días de invierno. ¿Qué se va a encontrar el espectador en tu película? ¿Qué puede esperar de la película?

JH: Días de invierno es una película que habla más que nada de relaciones familiares, de cuestiones que van un poco de adentro hacia afuera. Es una película que habla sobre lo que es crecer en un lugar de México que puede ser tal vez inhóspito, un poco solitario. Un personaje que se encuentra perdido, que está como buscando su lugar en el mundo y qué sigue en su vida. Y esta especie de inanición en la película es un poco el despertar del personaje, el llegar a una edad madura que representa también una forma de hablar de muchas personas en todo el mundo. En cómo crecen en las ciudades industriales, en las ciudades pequeñas, y que uno se puede ver identificado, quizá no solamente en México, también en otros países.  

PR: Por ahí hay alguna referencia a una frase de Tom Waits. Se siente como una historia de realismo socio mexicano, ¿es esa la intención? 

JH: Pues sí, es una historia basada en el realismo, pero digamos que más en el naturalismo, y a mí me interesa mucho la cuestión de la toma de decisiones en el personaje. Me gusta mucho lo que lleva a un personaje a tomar una decisión. Es lo que hace gran parte de la película y también me interesan mucho las relaciones familiares, entre madre e hijo, entre hermanos, ese tipo de cine que me gusta que es como de entre diálogos, entre familiares. Creo que la familia es lo que termina uniéndote más con otros seres humanos, incluso en contra de tu voluntad, y aunque uno lo quiera no puede separarse

PR: Precisamente eso ¿no?, hay un constante estira y afloja entre la situación de querer escapar y permanecer, por ejemplo en la familia en la película.

JH: Sí, exactamente, es un conflicto muy interno que tiene que ver con el hecho de tener que hacer tu vida, de pertenecer a una familia y no abandonarla o, en este caso, de no dejar sola, por ejemplo, a una madre que acaba de perder su trabajo. También está una crisis de la edad y entonces el hijo está como en este conflicto interno de si tomar su camino, si arrancar con su vida en una etapa o si quedarse con su madre. Los hermanos buscan mucho presionarlo para que se quede y hay una responsabilidad de ser el hijo que vive con la madre, el hijo único que queda en la casa y es el problema por el que no puede escapar de esta realidad. Digamos que es el conflicto que se desarrolla en la película.

PR: Y luego está el problema del hombre que lobo y los dos perros como hilo conductor. ¿Cómo llegaste a este dilema?

JH: Lo leí en un problemario. Gran parte de la película tiene que ver con una historia personal y de historias que he recabado de amigos y familiares cercanos, entonces, por ejemplo, todo lo que tiene que ver con las matemáticas es porque yo de niño y adolescente iba mucho a olimpiadas de matemáticas y tengo esas memorias, tengo esos apuntes y problemas. Siempre había pensado en hacer una película relacionando un poco las matemáticas con la vida real. Entonces intenté buscar un problema abstracto que reflejara el problema que tiene el protagonista en la película y que los dos se resolvieran en la película.

PR: Toda película es en cierto modo autobiográfica, ¿ésta qué tanto lo es? 

JH: Pues una parte sí es autobiográfica, aunque en realidad digamos que está inspirada en hechos autobiográficos, pero otra parte en cosas que he visto de familiares y amigos. También es una historia que le puede pasar a mucha gente, especialmente a la que vive en ciudades pequeñas del país, que puede sentir la necesidad como de escapar de una realidad que quizá no lleva a nada. Creo que eso ocurre en muchas ciudades pequeñas de México.  

PR: Además es tu ópera prima. ¿Cómo fue pasar del trabajo de la cinematografía a dirigir? 

JH: Bueno yo realmente de lo que vivo y a lo que me dedico es a la cinematografía. Este es mi primer proyecto como director. Yo tenía este proyecto desde que estaba estudiando cine, hace ya varios años y digamos que en la misma escuela de cine no me dejaban dirigir, entonces lo seguí trabajando y trabajando, intentando levantarlo hasta que llegó el punto en el que lo tuve que levantar de forma independiente y lo filmamos de una manera de muy baja producción, de muy bajo presupuesto. Me gustó la experiencia de dirigir, no había dirigido actores en varios años, pero estuve practicando y quisiera seguir dirigiendo un poco, aunque quizá más espaciado entre mis proyectos de fotografía, porque realmente a lo que me dedico más es a la cinematografía y la dirección es algo que iré llevando con los años poco a poco. Pero sí es algo que quisiera continuar haciendo, aunque sea cada tantos años algún proyecto de largometraje. 

PR: Tratas un punto importante que es el punto del financiamiento de este cine independiente. Al final fue una película a la que le fue muy difícil conseguir patrocinios o financiamiento del Estado. ¿Crees que son importantes los festivales de cine como ventana para ese cine que no consigue financiamiento, que no consigue distribución? 

JH: Yo creo que sí son importantes los festivales para que esas películas que son independientes o de bajo presupuesto tengan una salida, una exhibición porque la verdad es que muchas veces las películas pueden quedarse encerradas y nunca ser mostradas. De por sí es cada vez más difícil exhibir películas en festivales, porque cada vez hay más competencia, más proyectos, entonces el hecho de que un festival se acerque a películas pequeñas, de pequeña producción o muy independientes, les da una oportunidad de tener una vida en exhibición, ya sea en festivales o comercialmente, algo que no podrían lograr por sí mismas. Es una buena forma de impulsarlas y de darles una plataforma para que continúen su camino. 

PR: El lema de este año del festival es “El cine que provoca” ¿qué esperas provocar al espectador con Días de invierno?

JH: Pues lo que yo quisiera provocar con Días de invierno es, primero una identificación con los personajes; me gustaría provocar una emotividad, una compasión con la forma de expresarse de los personajes y, más que nada, me gustaría que se metan en una historia en la que se puedan dejar llevar hasta el final y que disfruten de algo que yo pienso que es un cine diferente, un cine mexicano que no se ha visto.