Detonadores. Sanguinetti.

Por Christian Díaz Pardo

Mi abuela materna, Ángela Escámez, a quien está dedicada Sanguinetti, fue actriz. Además de una extensa carrera en el teatro, actuó en las primeras telenovelas que se hacían en Chile en los años sesenta. Después del golpe de Estado, acusada por un compañero de trabajo, fue puesta en las listas negras. Ya no pudo conseguir trabajo; vivió el destierro en Venezuela y regresó 16 años después a un país con amnesia. Sanguinetti es ese ultraderechista que puede ser tu compañero de trabajo, tu vecino o incluso tu padre.

Es difícil decir qué fue lo que me inspiró, creo que más que inspiración tenía una necesidad de tocar ciertos temas. Sentía que los fantasmas estaban ahí, presentes, deambulando. Lo que ocurrió en Chile en octubre del 2019 me confirmó lo que siempre supimos: que el sistema estaba roto, y los guardianes del orden se mostraron como lo que siempre han sido, el instrumento sanguinario de los privilegiados para detener cualquier posibilidad de cambio. Tenemos Sanguinettis por montones.

Este texto pertenece a la versión impresa de Apuntes FICUNAM, el cual puede obtenerse en las sedes del festival.