BLANCO DE VERANO; los sinsabores de crecer

Por Abraham Villa Figueroa

Rodrigo, un adolescente de trece años, vive con su madre, Valeria, en los suburbios. Cuando ella comienza una relación romántica con Fernando se transforma la vida cotidiana de la familia y Rodrigo debe lidiar con emociones confusas, volátiles y destructivas. Valiéndose de pocos diálogos, este coming of age atiende el sustrato emocional de Rodrigo, a quien la cámara acompaña casi todo el tiempo en sus constantes vagabundeos, en la búsqueda de un universo propio y en el combate contra la nueva configuración afectiva de su hogar.

La observación naturalista de los personajes desenvuelve la ambivalencia de su emoción y pone en primer plano las mutaciones del ánimo, cuya deriva pasa por estados contradictorios y de difícil solución: los celos de Rodrigo, la angustia de Valeria, la ira de Fernando. Un velo meditabundo, expectante, los recubre mientras conviven con sus pasiones y definen un futuro común. Más allá de toda comunicación, pintan un panorama de silencios en el que Rodrigo intenta orientarse.

El drama de pocas palabras y la presencia constante del punto de vista de Rodrigo conjugan lo entrañable de la soledad adolescente con los conflictos de la infancia. A partir de un relato sencillo, Blanco de verano indaga en el mundo interior de sus personajes para arrojar luz sobre los sinsabores de crecer y las satisfacciones agridulces de la primera independencia.

BLANCO DE VERANO
SUMMER WHITER

MÉXICO
2020

87′
digital
color

Dirección
Rodrigo Ruiz Patterson
Guion
Raúl Sebastián Quintanilla
Rodrigo Ruiz Patterson
Fotografía
Sarasvati Herrera
Edición
Ernesto Martínez Bucio
Sonido
Liliana Villaseñor
Reparto
Adrián González
Sophie Alexander-Katz
Fabián Corres 


Producción
Alejandro Cortés Rubiales
Compañía Productora
CCC. Centro de Capacitación Cinematográfica
FOPROCINE-IMCINE

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