Alan Clarke: el elefante de guerra

Por Michel Lipkes, director artístico del FICUNAM.

El cineasta inglés Alan Clarke materializó alrededor de más de cuarenta obras cinematográficas de las cuales la gran mayoría se produjo desde la televisora British Broadcasting Corporation (BBC). Esta razón lo marginó por muchos años a ser visto de manera muy limitada y en condiciones lejanas a lo que tal obra merece.

Durante la carrera de Clarke coincidió una generación de cineastas como Mike Leigh, Ken Loach, Stephen Frears, Mike Newell, Danny Boyle (productor de Elephant, 1989) y Paul Greengrass. Aquellos directores ingleses que también hicieron carreras prósperas dentro de la BBC no dudan en citarlo como “el mejor de entre todos nosotros”.

El cine de Clarke puede ser descrito como una serie de detonaciones de genialidad a lo largo de 25 años de carrera, de pertinentes provocaciones que resuenan sobre historias de un humanismo sin condescendencias morales, y de una productividad que nos deja una obra digna de un R.W. Fassbinder por el hecho de que también falleció relativamente joven, a sus 55 años. Esta situación nos da la posibilidad de rendir homenaje a uno de los más notables cineastas anglosajones que ha dado el cine. Algo que quizás une a estas obras es que de ellas se desprende cierta rabia social que da pie a fantásticos personajes, que a su vez se convierten en memorables actuaciones bajo el mando de Clarke.

Quizás una de sus virtudes es el carácter tan impredecible que marcó las transformaciones dentro de su estilo gracias a las diferentes colaboraciones creativas, además de los actores y actrices con quienes trabajó y las talentosas plumas. Estos hallazgos creativos fueron claves en el éxito de su obra. Pero el que reina por sobre todos estos elementos es que Alan Clarke era un cineasta que lograba apropiarse de todo material de manera sobresaliente. Era un narrador cinematográfico total, como los ha habido pocos.

La versión completa de este texto fue publicada en el Catálogo FICUNAM 9.